¿Quiénes son las personas migrantes más vulnerables?

16/07/2020

Por: Rosanis Nava

Las personas migrantes irregulares y sin documentación, son quienes tienen más dificultades para cubrir sus necesidades esenciales, pues deben recurrir al comercio informal para subsistir, así como a trabajos en “negro”,  por lo tanto, no tienen la posibilidad de acceder a una calidad de vida digna, agravándose aún más su situación debido a la pandemia del COVID-19.

Argentina cuenta con el Acuerdo de  Mercosur, el cual tiene como objetivo fortalecer la integración regional de países como: Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Chile, Perú, Colombia y Ecuador. Siendo Venezuela también reconocida como un país Mercosur por Argentina a causa de su actual crisis económica.  

Por esta razón, los  flujos migratorios  anteriormente mencionados tienen mayor flexibilidad para acceder a un estatus regular dentro de la región.

Sin embargo, en el país existen comunidades que viven en una situación irregular, debido a que requieren mayor documentación para acceder a la residencia argentina, como es el caso principalmente de los flujos migratorios minoritarios de origen africano.  

En este sentido, Fernanda Vicario, referente del servicio social de la Comisión Argentina para Refugiados y Migrantes (CAREF) quien fue entrevistada por el diario chequeado.com, expresó que este flujo migratorio  para acceder a la residencia: “Debe presentar un precontrato de un trabajo formal y su potencial empleador, debe otorgar datos sobre la empresa; o certificados de estudio regular en un espacio habilitado; son todas condiciones muy difíciles de conseguir para algunas comunidades, y por eso muchos solo acceden a la regularización mediante amnistías”, lo cual dificulta más su aprobación inmediata de residencia.

A consecuencia de ello, estas personas al no poder acreditar su estancia regular en los últimos 2 años,  no  tienen la posibilidad de acceder a la ayuda de Ingreso Familiar de Emergencia (IFE),  la cual está destinada a compensar a los sectores más vulnerables debido a las consecuencias económicas de la  cuarentena dispuesta por la emergencia sanitaria originada por el Covid-19,

Tampoco pueden acceder a los permisos de circulación, dispuestos para actividades esenciales que ellos pudieran realizar, así como para acudir a consultas médicas, o por  alguna emergencia,  pues se encuentran totalmente desamparados ante esta situación. Viéndose totalmente vulnerados sus derechos humanos esenciales.

La persecución actual a consecuencia de la pandemia, aunado a su ejercicio habitual de comercio informal que ejercen al residir en condición irregular, los ha llevado a una situación de precariedad alarmante que atenta contra su salud, acceso a vivienda y alimentos. 

El Servicio Jesuita al Migrante en su compromiso como organización católica sigue el llamado a la reflexión del Papa con el lema: Como Jesucristo Obligados a Huir, recordándonos que Jesús niño fue también desplazado y refugiado, junto con sus padres.

Si deseás ayudarnos en nuestra misión, hacé click en nuestro enlace para “DONAR”. Tu aporte suma y marca la diferencia de quienes más te necesitan.

 

El Servicio Jesuita a Migrantes (SJM) y Protagonizar en tiempo de Coronavirus

Las oficinas de Córdoba, San Miguel y CABA del SJM, en el marco del proyecto SJM – Protagonizar, hemos podido ser beneficiarios de un proyecto para ayuda humanitaria en tiempos de COVID-19. En este proyecto presentamos una acompañamiento integral en el contexto de Pandemia para familias migrantes. Tres son los puntos fundamentales del proyecto: 

  • asistencia humanitaria: Comida, techo y medicinas. 
  • acompañamiento psicosocial. 
  • medios de vida a través de micro-emprendimientos. En este último punto la articulación se da a través de la Fundación Protagonizar y se pondrá en marcha en el llamado post-pandemia.

 

Quisiera compartirles particularmente el primer punto. La asistencia humanitaria en comida, techo y salud. En esta línea y durante este tiempo hemos podido realizar asistencia humanitaria en tres grandes rubros a más de 430 familias y personas migrantes. Muchas de estas de nacionalidad venezolana, paraguaya, colombiana, boliviana y ghanesa.

 

Alta vulnerabilidad 

 

Estas familias y personas solas, han sufrido como el resto de los ciudadanos los efectos de la pandemia y de la cuarentena en sus economías. Sumándoles que esta población en particular tenía ya antes de este contexto de pandemia una situación de alta vulnerabilidad. Las causas de esto son múltiples, pero ente ellas se pueden contar que han llegado a país recientemente. Esto hace que estén sin documentación argentina, y por lo tanto no pueden acceder a ningún beneficio social dados por el estado. También se le suma que muchos de ellos no tienen conocidos o familias en el país, con lo cual la red social que puede contener a muchos de los nacionales para evitar caer en la calle, en este caso no existe. No hay red, si no hay ingresos, solo caída libre. Finalmente, muchas de las familias que acompañamos viven en lugares muy precarios, alquilando habitaciones de manera informal y en condiciones de hacinamiento, generando dos factores muy peligroso: por un lado el DNU que evita los desalojos no los tiene en cuenta a ellos, pues no tienen contratos formales, y en segundo lugar, están mucho más expuestos al contagio del COVID19. 

 

Personas beneficiadas

 

¿Cómo asistir en tiempos donde se reduce la circulación?

 

Dado que las ciudades donde estamos trabajando aún mantienen las normas de la cuarentena, es que nuestra atención y asistencia, ha tenido que adaptarse a la no circulación. De esta manera se ha desarrollado una ruta de atención la cual se hace a través de los medios que cuenta el SJM en cada una de sus oficinas, esto es whatsapp, Instagram, Facebook, email y la página web. Al ser tanta la demanda (mas de 100 solicitudes por semana), se invita a las personas a llenar un formulario, con sus necesidades y un grupo de voluntarios (20 aprox) distribuidos en Córdoba, San Miguel y CABA, se ponen en contacto con las personas y se les hace una breve entrevista para ver en profundidad su necesidad. Luego se arman bases de datos con las direcciones y necesidades de las familias, y una vez a la semana se realizan entregas puerta a puerta de ropa de abrigo, alimentos, medicamentos o ayuda para el hospedaje. 

En San Miguel también se colabora con alimentos en territorio con una de las hoyas populares que la comunidad paraguaya ha organizado en el barrio El Polo, así como también con la colaboración en leche para las chocolatadas que les entregan a más de 398 niños y niñas. 

La ayuda ha sido así durante el último mes de 380 familias en CABA y partidos cercanos de la provincia de Buenos Aires, 73 en el partido de San Miguel y 56 familias en la ciudad de Córdoba.

Además de esta asistencia humanitaria, es bueno rescatar que la actividad del SJM ARU ha seguido con su trabajo en las demás áreas: pastoral, educación e incidencia. Así también como el trabajo en Montevideo a través de la reorganización del equipo con la llegada de un coordinador y con la entrega de ayuda en alimentos, ropa de abrigo y asesoramiento desde la parroquia San Ignacio.

 

Por Julio Villavicencio, S.J.

 

Coronavirus en la Argentina. Los últimos en cruzar la frontera: cómo viven la cuarentena los migrantes

Migración

Alejandra prefiere escribir. Dice que si habla, llora . Cuando decidió viajar a la Argentina, venía a cumplir el sueño de reunirse con su hija y poder vivir en mejores condiciones. En Venezuela quedaron sus hermanos, un sobrino y otros seres queridos. Dejar todo eso atrás no fue sencillo. Y una vez que consiguió instalarse y comenzar a trabajar, pasó lo inesperado: pandemia por el coronavirus, cuarentena y la crisis que afecta a todo el mundo. Como ella, miles de migrantes que llegaron al país en busca de una vida digna vieron sus sueños truncados y la situación es cada vez más complicada.

“Cuando mi hija me compró el pasaje, era todo muy bonito. Pero a los 15 días todo cambió y mi vida se volvió un tormento. Estoy luchando para volver a mi país”, cuenta Alejandra por mensaje de WhatsApp. Hoy vive en un albergue que consiguió gracias al padre Julio Villavicencio, quien está a cargo del Servicio Jesuita al Migrante (SJM).

“Particularmente en este contexto de la pandemia los migrantes son una población invisibilizada. Los programas del Gobierno no están contemplando la situación de muchos migrantes. Además no tienen una red social. Es decir, viven lo mismo que los argentinos de menores ingresos, pero se le suman otras carencias como la dificultad para recibir asistencia del Estado, el idioma, la falta de red”, sostiene Villavicencio. “Nosotros vemos la situación y asistimos con alimento en lo posible, hospedaje. Y también estamos viendo muchas situaciones de estrés y de violencia. Y trabajamos con otras organizaciones, nos vamos ayudando”, detalla.

Para Jonathan Paine, la situación también es difícil. Este hombre de 45 años, oriundo de Venezuela, atravesó varios obstáculos hasta lograr llegar a la Argentina junto a su esposa. Poco antes de emprender el viaje, falleció su hija de 19 años. Otros dos hijos, de 26 y 21, quedaron allá. Jonathan y su mujer se instalaron primero en Perú. Luego continuaron viaje. Una vez aquí, un primo les dio alojamiento. Diseñador gráfico y mecánico de motos, en principio trabajó en una cadena de kioscos. Después pudo retomar su trabajo de mecánico, pero la pandemia frenó todas sus posibilidades. “Nunca imaginé que viviríamos algo así. Es fuerte y triste. Me afecta muchísimo porque no puedo trabajar, no puedo producir, no puedo visitar clientes para reparación de motos. Vivo con los poquitos ahorros que me traje de Perú y lo poco que tienen también mis primos. Hemos recibido ayuda alimentaria, gracias a Dios, de parte del Gobierno y de un amigo de Argentina”, cuenta. Consultado sobre cómo ve el panorama actual, dice: “Es difícil y desesperante. Pero seguimos adelante dando lo mejor de cada uno de nosotros y sobre todo agradeciendo todo el apoyo y abrigo que Argentina nos está dando”.

Solidaridad colectiva

Nadie entiende mejor lo duro que es dejar la tierra propia -por el motivo que sea- para instalarse en un nuevo país, que alguien que ya tuvo que vivir esta experiencia. Tal vez sea ese sentimiento el que empuja a la solidaridad entre colectividades. Así, al menos, se manifiesta hoy en los barrios de Pilar, donde comunidades de distintas nacionalidades elaboran ollas populares para ayudar a aquellos migrantes que se encuentran en una situación particularmente difícil por la pandemia y la consecuente cuarentena.

 

Ollas populares: así se ayudan entre sí las diferentes comunidades migrantes de la Argentina

“Un amigo carpintero me contó que, por la cuarentena, no podía trabajar y no tenía ni para comprar azúcar para el mate. Me pidió ayuda, como tengo la verdulería… Me dijo que después me pagaba. Le dije: ‘No hay problema, te doy una mano ahora. Algún día me faltará algo y vos tendrás la voluntad de devolverme la ayudita'”, cuenta Yair Nelson Coronado Chacón, de 31 años, miembro de la comunidad boliviana que vive en Pilar.

“Lo fui a ver, le llevé un surtido de frutas y verduras y le pregunté cómo estaba la gente en el barrio. Me dijo que muy mal. Que una amiga estaba cocinando para los abuelos y les llevaba la comida a sus casas. Pensé ‘qué mujer de gran corazón'”, dice Coronado. Y así fue como conoció a Lourdes “Luli” Vargas, miembro de la comunidad paraguaya. “Justo la agarramos con las ‘manos en la masa’, preparando chocolatada para los chicos. La gente venía con la botellita. La cargaban y se iban a las casas. Es increíble la solidaridad de esta señora. Nos sentamos a charlar. Le dije que le iba a colaborar, le llevé una bolsa de papa, cebolla, calabaza para que cocine. Y sigo colaborando”, detalla el joven. De allí surgió la idea de invitar a sus compatriotas a sumarse a la acción solidaria y hoy ambas comunidades desarrollan ollas populares en barrios carenciados de Pilar. “Ver a la gente cómo le cambia la cara porque se llevan el tuppercito con la comida a la casa es increíble. Les cambia la cara de preocupación que les ves en la fila. Saber que con un tuppercito les cambiamos el día es muy lindo”, dice Coronado.

Luli Vargas hace relevamiento de datos para enviarle al consulado paraguayo, de donde espera recibir ayuda para sus compatriotas en la Argentina. Mientras tanto, se encarga de las ollas populares móviles. “Recibimos mucho apoyo de los vecinos porque hay honestidad y compromiso en todos los que estamos en esta ayuda solidaria”, cuenta.

Conseguir trabajo y alimento en cuarentena es especialmente complejo para los migrantes

La escena se repite en varias zonas de la provincia de Buenos Aires, donde diferentes colectividades se organizan para ayudar a migrantes que ven sus posibilidades aún más restringidas debido a la emergencia sanitaria y sus consecuencias en el mercado laboral. “Hoy, para quienes recorremos los barrios donde el aislamiento pone en jaque la subsistencia de millones de familias, es común ver las manos de inmigrantes que preparan, cortan o sirven alimento a sus vecinos en las diferentes ollas populares, como expresión colectiva de resistencia y solidaridad”, explica Gonzalo Lantarón, especialista en temas de inmigración y refugio que se desempaña como director de Migrantes y Pluralismo Cultural del municipio bonaerense de Pilar.

Luli Vargas, oriunda de Paraguay, organiza ollas populares y donación de ropa para las personas con más necesidades en los barrios de Pilar

Trámites y ayuda

Uno de los principales obstáculos con los que se encuentra una persona que ingresa a un país es la necesidad urgente de regularizar su situación para poder conseguir trabajo. Cuando se estableció el aislamiento social obligatorio en la Argentina, surgió la necesidad de facilitar el trámite de la residencia precaria para aquellos migrantes que ingresaron poco antes del cierre de fronteras.

Por eso, desde el Gobierno se decidió posibilitar que el trámite se haga de manera digital. Esto permitió regularizar la situación de todo un flujo de inmigrantes recién llegados, provenientes sobre todo de Venezuela.

Jonathan Paine llegó con su esposa desde Venezuela y la cuarentena dificulta su posibilidad de trabajar

“Sin dudas el Covid-19, tanto de manera directa como a través de las medidas de contingencia tomadas por los distintos países, impacta de un modo más intenso en las personas migrantes”, dice a LA NACION Gabriela Fernández, jefa de Oficina de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) Argentina

“La ausencia de redes sociales de contención, las barreras lingüísticas en algunos casos y las dificultades administrativas configuran problemáticas específicas”, detalla, y añade que en estos colectivos hay una fuerte incidencia del trabajo informal o precario. “Desde OIM Argentina y junto a diversas organizaciones de migrantes y la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación hemos llevado a cabo relevamientos para conocer las necesidades concretas y, en alianza con la Cruz Roja Argentina, hemos realizado una campaña de distribución de alimentos y de elementos de higiene para la prevención del Covid-19, acompañada con información sobre la pandemia en diversos idiomas”, dice Fernández.

“Migrar no solo es un derecho humano, sino que las migraciones son beneficiosas para las sociedades y configuran un factor de desarrollo cultural, económico y social. Esto queda particularmente demostrado en este contexto, donde encontramos numerosos ejemplos de trabajadores y trabajadoras migrantes desempeñando tareas esenciales para el funcionamiento de la vida cotidiana”, agrega. Y concluye: “Desde OIM agradecemos su compromiso y convocamos a toda la sociedad a reconocer también la labor de todas las personas migrantes en Argentina”.

Contactos útiles:

  • Comisión del Migrante de la DGN. De 9:00 a 17:00 en el mail: migrantes@mpd.gov.ar; o en el teléfono: 5070-3224.
  • Servicio Jesuita al Migrante: OFICINA CENTRAL: Calle Hipólito Yrigoyen 2025. CABA. Tel: (+5411) 4951-8028
  • Programa de apoyo a migrantes de la Cruz Roja Argentina: https://www.cruzroja.org.ar/migraciones/
  • Ayuda a migrantes /recepción de donaciones en Pilar: clubestrelladelpilar@gmail.com

Fuente: La Nación

Redacción: Sol Amay